Tal día como hoy del año 1936, hace 83 años, en el contexto de las primeras semanas posteriores al estallido de la Guerra Civil española (1936-1939), en Sevilla, un pelotón de falangistas asesinaba a Blas Infante y Pérez de Vargas, presidente de honor de la futura Junta Regional de Andalucía. Infante fue secuestrado en su casa familiar de Coria por paramilitares falangistas, pocos días después del estallido del conflicto y de la ocupación franquista del valle del Guadalquivir. El 11 de agosto, después de nueve días de cautiverio, fue fusilado en una finca próxima al actual barrio de Santa Clara de la capital andaluza. Sus últimas palabras fueron: "¡Viva Andalucia libre!".
Blas Infante había nacido en Casares (Málaga) el año 1885, en una familia de clase media que se arruinó a consecuencia de la Guerra de Cuba (1895-1898). No obstante, Infante cursó el bachillerato y la carrera de Derecho a distancia, y el año 1936 -cuando fue asesinado- era notario de Coria del Río (Sevilla). Durante los años de estudiante -que compaginó con un trabajo de funcionario en los juzgados- adquirió la conciencia social y política que lo conduciría a la fundación del movimiento andalucista. Infante diría que "Yo tengo clavada en la conciencia desde la infancia la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo".
A finales de la década de 1910 ya era una de las personalidades más destacadas del embrionario andalucismo; y sería entonces cuando proclamaría que: "Sentimos llegar la hora suprema que habrá que consumar definitivamente el fin de la vieja España (...). Declarémonos separatistas de este Estado que, en relación con individuos y pueblos, conculca sin freno los fueros de la justicia y del interés y, sobre todo, los sagrados fueros de la Libertad; de este Estado que nos descalifica ante nuestra propia conciencia y ante la conciencia de los pueblos extranjeros (...). Ya no vale proteger a sus miserables intereses con el escudo de la solidaridad o la unidad, que dicen nacional".
A finales de la década de 1920 mantuvo intensos contactos con representantes del -entonces clandestino- galleguismo político y cultural, especialmente con Risco y con Castelao. Pero con quien tuvo más complicidad política fue el presidente catalán Companys. Durante la etapa republicana (a partir de 1931), mantendrían una estrecha amistad y compartirían un ideal político: materializar la República Federal española. Cuando, después de los Fets del Sis d'Octubre (1934), el presidente Companys y los consellers del gobierno de Catalunya fueron encarcelados y condenados, Blas Infante fue uno de los pocos políticos españoles que visitó a los presos políticos catalanes.