Últimamente, en los cenáculos políticos, se vienen haciendo cábalas sobre si fue democrática la elección de Albert Boadella como presidente de Tabàrnia.
Desde luego el trasunto no deja de ser peliagudo, porque Albert es monárquico, y más que presidente debería haber sido proclamado Rey o Virrey de los Tabernícolas.
Claro que aquí surgen algunas dudas, ya que siendo Barcelona la plaza mayor del reino, debería llamarse Rey de los Bartanícolas. Pero si tomamos de partida la Tarraconense que llamaron los romanos, debería ser Rey de los Iberos y los Celtas, según mi libro de primaria.
Así que me fui a aclarar el trasunto con su exigua tropa: de latín, nada; en historia, cero; de política, a pesar de la conocida facha, ni se han leído un libro. Lo que sí noté fue una mirada ciertamente cerril, voz de mando y firme el ademán, algo corto de oídos pero insultones de habla. Y ahí es donde descubri el Título del Noble bufón: Alberto Boadella Rey de los Taraos.
