dimecres, 26 de juny del 2019

Crisis climática: todas las trabas que frenan el combate urgente en Cataluña

VILAWEBLos intereses de las grandes empresas, la burocracia gubernamental y parlamentaria y los impedimentos del Constitucional español alargan la aplicación de la ley de cambio climático.
Reproducimos este interesante artículo de VilaWeb que aborda los principales problemas que se plantéan en Catalunya, aunque no entra en el modelo de crecimiento económico y otros factores.
Manifestación contra el cambio climático en Barcelona de Fridays for Future. 
Fotografía: Albert Salamé.














25/6/2019 - La crisis climática no permite esperar más. Exige un cambio de modelo urgenteque en Cataluña topa con los intereses de grandes empresas , una burocracia gubernamental y parlamentaria que aplaza la acción directa -a pesar de la declaración de emergencia climática que hizo el ejecutivo- y las trabas del Govern de Generalitat con la amenaza permanente de recortes por parte delTribunal Constitucional . La ley de cambio climático , aprobada sin la oposición de ningún grupo en 2017, se desarrolla tan lentamente que puede acabar siendo letra muerta si el gobierno y el parlamento no aceleran para contribuir a mitigar el calentamiento global con la eliminación progresiva de las emisiones de gases de efecto invernadero, producidas por el uso de combustibles fósiles y los usos del suelo, y la implantación de energías renovables que cubran toda la demanda energética. Los jóvenes han tomado la iniciativa. El movimiento Fridays for Future afana para sensibilizar a la población y consagrar la crisis climática como una prioridad en las agendas de los gobiernos, también del catalán. Este movimiento juvenil ha marcado un punto de inflexión, pero las inercias todavía pesan. Y el hecho es que, en Cataluña, los objetivos ya fueron marcados en 2017 por una ley ambiciosa y pionera, pero por ahora no se aplica.

La ley establece que se debe transformar el modelo económico y energético para que en 2050 no dependa de combustibles fósiles ni nucleares, y obliga a todos los sectores de la sociedad a implicarse. Establece unos objetivos progresivos de reducción de los gases de efecto invernadero que exigen una transición hacia las energías renovables, y que toman de referencia las emisiones de 1990: una reducción del 40% en 2030, del 65% en 2040 y del 100 % en 2050. ¿Cómo? Una de las principales herramientas son nuevos impuestos, que deben acompañar la revolución energética hacia las renovables. Sin embargo, tan sólo se prevé que el próximo año entre en vigor uno de los tres que fijaba la ley: lo que grabará las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos de tracción mecánica.
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