El pasado 6 de febrero de 2014 la Guardia Civil interceptaba en plena noche, utilizando balas de goma y botes de humo, a cientos de migrantes subsaharianos que trataban de cruzar a nado la frontera entre Marruecos y Ceuta por la playa de El Tarajal. Este ataque causó 15 muertes documentadas, al menos 80 desaparecidos, y la devolución ilegal de 23 personas.
A pesar del montaje descarado por parte del Ministerio del Interior, distintas asociaciones denunciaron a 16 agentes por presuntos delitos de homicidio y lesiones imprudentes. Sin embargo, la jueza a cargo, archivó la causa considerando el uso de material antidisturbios como "adecuada y con fines disuasorios", legitimando así los homicidios por parte de la Guardia Civil que actuaban "en el ejercicio de sus funciones de custodia y vigilancia de la frontera" según resolución